LA HEMBRA

Solo acepta al macho cuando se encuentra en el periodo de celo. Durante los primeros días se muestra nerviosa y sin apetito, trata de escaparse, presentando comportamientos de monta similares a los del macho. Tiene pérdidas de sangre, que hacia el noveno día presentan un aspecto más claro y disminuyen. La ovulación tiene lugar entre el décimo y el decimocuarto día, y la hembra acepta entonces al macho. Durante este periodo se recomienda que se realicen dos o tres acoplamientos, con un intervalo de cuarenta y ocho horas entre uno y otro. Por lo general el celo de la hembra cesa cuando ha sido fecundada, y si no se da este caso, suele durar al rededor de tres semanas. El primer celo suele aparecer entre los 8 y los 10 meses, pero a esta edad el organismo de la perra no está totalmente desarrollado, de modo que un embarazo prematuro podría comprometer su crecimiento. Por ello es aconsejable no cubrir a la perra hasta el segundo celo. El celo se manifiesta aproximadamente cada seis meses. Por regla general conviene no cubrir a las hembras que tengan ya siete u ocho años, pues esto podría provocar lesiones irreversibles en ella y sus cachorros.

La gestación suele durar entre 60 y 63 días, aunque puede haber variaciones. El vientre empieza a hincharse al segundo mes y el aumento de tamaño puede oscilar entre un 20 ò 55 %. En el parto, la perra suele estar nerviosa y buscar a su amo, su instinto la empuja a tratar de hacerse un lecho y a cavar en el suelo. El dueño no debe dejarla sola, y vigilarla en todo momento sin molestarla. Por lo general deja de comer y su temperatura desciende un grado durante las veinticuatro horas precedentes al parto. La perra suele parir echada sobre un costado, y los cachorros salen de cabeza, con las extremidades anteriores por delante. Esto suele durar más o menos unas ocho horas, y si no fuese así; sería el resultado de la aparición de complicaciones en el parto. Después del parto la perra suele permanecer bastante tiempo en su lecho, y es especialmente agresiva ante extraños o ante otros perros, pues su instinto le lleva a defender su camada.

EL MACHO

Alcanza la madurez sexual entre los ocho y los diez meses, pero se aconseja no acoplarlos hasta que tengan un año, porque antes de esta edad no han completado su crecimiento físico. Los machos que no se hayan reproducido antes de la edad de cinco o seis años, difícilmente lo harán con posterioridad.